
Sus labios le acariciaban el pescuezo
y su aliento le susurraba al oído
Sus ojos se besaban con los de ella.
Sus silencios clamaban sus deseos más íntimos.
Sus almas se envolvían y se abrigaban.
Sus perfumes hacían el amor y de su esencia
edificaban sus fantasías.
Sus manos construían caricias de placer, que al fin se reencontraban
para tantear aquella luna. Esa luna que les observaba desde el balcón, que sonría junto a sus cuerpos cálidos que se cobijaban bajo las sábanas blancas. Ellos permitían que las voces de sus almas apasionadas murmuraran, pero sin habla...
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