La dolencia penetra como ráfaga, destilando mis ojos... Ni respirar profundo me calma, y desmayo en las tambaleantes olas, sin cesar de confundir mi llanto.
Un escalofrío que retuerce sin piedad mi alma moribunda, como la brava marea que revienta en la dureza de las rocas.
"Mi corazón llora, llora lágrimas sin sabor, llora gritos de aflicción, pero nada ni nadie puede oírme, más que el eco del desierto".
Tras las largas jornadas errando en medio del tránsito, acudo al desinteresado juicio del papel, me desnudo ante él y me muestro tal cual soy, así, sin más...
7/19/2011
Bote en altamar
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