-Sentí que me hundía en las delicias de las arenas movedizas de su ternura, mientras él se dejaba sucumbir en mi hombro.
Miramos el cielo mientras la tarde dibujaba su adiós con las nubes, entonces la música de las aves comenzó a desfallecer…
El profundo grito de la mar que tristemente clamaba por la huida de la luna, ahogó nuestras palabras incitando el silencio.
La noche desteñía las calles con el anuncio del frío de invierno, y la palidez de las manos heladas, se hizo amiga de la muerte en desvelo...- Y así se selló la soledad de dos almas hermanas que sólo anhelaban ver un amanecer y comenzar a vivir. Sin embargo, el mismo miedo a vivir fue más vehemente que el miedo a la muerte…
Tras las largas jornadas errando en medio del tránsito, acudo al desinteresado juicio del papel, me desnudo ante él y me muestro tal cual soy, así, sin más...
7/31/2011
Desahucio
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